"lo bonito es que toda esa reflexión que constituye el meollo dramático de la función, y que culmina en un gamberro y estimulante canto al mero acto de bailar –extensivo a todo el mundo, por encima de cualquier pretensión artística o profesional–, está planteado con mucha modestia, simpatía y autoparodia". Critica completa de Raúl Losánez en : https://www.larazon.es/cultura/20210729/pgg324slyzgzjngjc6sdle7ut4.html
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